Noche 5

El Chaqueño Palavecino

La esperada lluvia que necesitaba el Valle de Punilla, no quiso perderse el Festival, así que paseó en distintos momentos por la Plaza Próspero Molina, aunque esto no amedrentó a los miles de concurrentes que esperaban a sus artistas.
Siendo las 22.30 hs se escuchó el poema: “La muerte del Zafrero”, de Carlos Alberto Arancibia y seguidamente el Himno a Cosquin, esta vez sin la danza del Ballet Camin.
El espectáculo se iniciaba en esta quinta luna con Canto 4, quienes luego de ser consagrados en la última edición del festival y recibir el premio Gaviota de Plata en Viña del Mar, regresaban a Cosquin presentando temas de su nuevo trabajo “Energía”: “Obsesión”, “Gato del Festival” entre otras fueron escuchadas por la platea. Como parte de las tradicionales canciones de nuestro folclore, interpretaron “Recuerdos Salteños”. El grupo se llevó el caluroso aplauso de la gente.
Como continuidad del intercambio cultural con Japón, llegó al Atahualpa Yupanqui Anna Saeki, quien hizo un homenaje a Mercedes Sosa, interpretando canciones como “Alfonsina y el Mar” y “Cambia todo cambia”, con los que se ganó al público presente.
La noche continuó con Omar Moreno Palacios y Laura Ros, que con su particular estilo entregó temas como “Baguala para las dos” y “Del aire”.
Y desde la patria de la chacarera, llegaba el Horacio Banegas. Este talentosísimo autor, compositor e interprete, inundó el escenario con chacareras, gatos, bailados y coreados por todos los presentes, quienes expresaron un caluroso reconocimiento.
La fiesta siguió con Nahuel, recordando a los viejos cantores y luego el eximio artísta Carlos Di Fulvio, quien en el silencio respetuoso de la plaza, fue contando acerca del norte cordobés historias como la de “La telera tulumbana”, para terminar con “Coplitas para mi muerte”. Este creador, fue ovacionado por el público, quien se quedó con un gustito a poco.
La chaya llegó a Cosquin, con la Delegación de la Provincia de La Rioja, dejando impregnado el escenario con el perfume de la albahaca.
Fue el turno entonces de Ángela Irene, quien además de traer sus canciones, expresó su compromiso con la lucha por erradicar la minería a cielo abierto, que tanto daño producen al medio ambiente. A ella siguieron los artistas locales del grupo Ceibo, quienes trajeron “Razón de vivir”, su versión del “Himno a Cosquin” y “Zamba del cantor enamorado”.
Los Guaraníes, se hicieron presentes en esta edición cantando “Soñadora del carnaval”, “Adiós amor” y la canción “La saeta”, que son parte de su último trabajo discográfico “Misterio”.
El público acompañó cada una de sus interpretaciones. Terminaron su presentación con “Hasta el cansancio”, coreado por los presentes.
Carlos Mendez, llegó al escenario donde hizo un homenaje a Zitarrosa. A él siguieron Luna Monti y Juan Quintero, quienes con su inconfundible estilo brindaron “ Solo cueca”, “Sacha puma” y como recuerdo a María Elena Walhs. “Canción para bañar la luna”.
Y en este recorrido por la música del país se sumaron el grupo catamarqueño Los Mellizos, La Legua, Leopoldo Garzón (ganador del Pre Cosquín como solista vocal masculino de folclore de la Sede Capital Federal), Marcela Ceballos, Los Peñeros, Los Nietos de Don Gauna, Los de Tartagal y desde Corrientes, la narradora costumbrista ganadora del Pre Cosquin Gabriela Caballero. Luego, Mariano Fretes, supo cautivar al público presente.
Ya entrada la madrugada, la plaza recibió con un caluroso aplauso al popular cantante Chaqueño Palavecino, que se mostró muy agradecido a su gente. “Dios y la Virgen los bendiga, gracias por esperarme”. Y allí con una impecable escenografía, pintada de celeste y blanco, fue recorriendo temas de su repertorio tradicional como “La Yapa”, “Recuerdo Salteño” entre otros, compartiendo otras canciones de su nuevo disco “25 años”.Y como en otras oportunidades, cedió espacio a otros nuevos interpretes, así llegaron a Cosquín Los Diableros de Orán.
La gran convocatoria de este músico no es casual. Su carisma, la entrega con que se brinda a su público hace que muchos deseen compartir con él cada concierto, haciendo olvidar la copiosa lluvia que dijo “aquí estoy” en toda su presentación.
Llegaba la mañana y con ella concluía una nueva luna en el Festival de Cosquín.

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