Tras la actuación de Agosto y Quetzallí, el grupo oriundo de Capilla del Monte y ganador de Pre Cosquín como Dúo Vocal, llegó el celebrado espectáculo “Tango improvisado” a cargo del pianista “Pepe” Colángelo y el armonicista Franco Luciani. Con algunos clásicos del cancionero ciudadano, temas propios y mucha frescura, el dúo secundado por Pablo Motta en contrabajo, Moscato Luna en guitarra y Bruno Resino en percusión, brilló en el escenario y puso a la plaza de pie.
La continuidad de la noche trajo a Candela Mazza y más evocaciones a la música santiagueña; la Delegación de Córdoba y sus “Postales del Norte Cordobés” con integrantes de los Pacheco, los Duarte, Julio Cejas y la propia Suna Rocha; y Lucía Ceresani, necesaria representante del canto surero
Sin dudas, el segmento más esperado y celebrado de la noche fue la gran celebración por los 50 años de música de Peteco Carabajal. Cerca de las dos de la mañana, el músico santiagueño hizo su aparición en el escenario Atahualpa Yupanqui para desplegar un recorrido por sus diferentes etapas musicales junto a invitados de todas las generaciones.
Finalmente, minutos después de las tres de la mañana, Bersuit Vergarabat hizo su debut en el festival, aunque no en este escenario, al que regresó luego de 20 años, con el antecedente del festival Siempre Rock 2005. La Soledad y Yo tomo fueron los temas para ir entrando en calor, dando paso al primer guiño folklórico: La argentinidad al palo junto al Ballet de la Escuela Municipal de Folklore y que terminó con el grito de “¡Argentina, Argentina!” de una plaza que les hizo el aguante en todo momento. “Es un verdadero honor poder estar en este escenario con tanta historia” dijeron antes de invitar a los Hermanos Núñez, recibidos con el tradicional sapucai litoraleño, para interpretar la potente Perro amor explota y el aire de chacarera La revuelta. Cuando largaron el hit Se viene, llegó la esperada arenga: “Esta canción es de la gente, ¡te equivocaste Peluca!”, lanzaron en alusión al uso del tema por parte del actual presidente. “Un pacto para volver” fue la frase con la que rebautizaron uno de sus temas más conmovedores (Un pacto) que la plaza también coreó con generosidad. La respuesta del festival fue la entrega del Poncho Coscoíno, uno de los honores más preciados para los músicos de otros géneros. El cierre con Negra murguera y El viento dejó al público encendido y con ganas de más. Un Cosquín de brazos abiertos.