Plaza Próspero Molina
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Claudia Pirán
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Abel Pintos
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Guitarreros
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La cuarta luna del festival, con una Próspero Molina absolutamente colmada, comenzaba con una escena en el campo animada por una milonga, que sirvió como introducción al Himno a Cosquín, siempre radiante. Un gran pericón final daba luego el pie para el tradicional grito y arenga, dando comienzo a una noche llena de talentos.
El primer número, a cargo de Guitarreros, trajo el recuerdo de Balderrama a través de la zamba que lleva su nombre, y culminó con una enérgica “Canción con todos”, coreada por la plaza completa.
Subía luego al escenario Claudia Pirán, que nos regalaba sus sentidas zambas, cuecas, y un Ave María. Más tarde, la Delegación Internacional de Colombia presentaba el trío Macaregua, que deleitó con su requinto a todo el público presente a través de un torbellino y un fox, ritmos típicos del país hermano.
Sonia Vega le aportaba sus valses y candombes a la velada, y Anabella Zoch presentaba “Mujer País”, un recorrido por la tradición femenina en el folklore de toda la patria, en tiempo de malambo.
Una vez más el Ballet Folklórico Nacional hizo gala de sus coreografías, esta vez a través del espectáculo “Las hilanderas”, con vistosas recreaciones de los telares jujeños y un alegre huayno final.
Llegaba el turno de los ganadores del Pre-Cosquín, primero con Huankara, un conjunto vocal riojano que brilló con sus arreglos a cuatro partes, sonando acordes intensos y trabajados. En la categoría “mejor conjunto instrumental”, el dúo Spinossi – Leveratto interpretó magníficamente un par de tangos con soberbio virtuosismo. El paso de los nuevos valores, sin dudas uno de los momentos musicales de mayor calidad que se vivió en el Atahualpa Yupanqui.
El Ensamble Guaymayén nos traía luego las vivencias de las festividades mendocinas, y luego la Delegación de Chubut contó una emotiva historia de amor durante la guerra de Malvinas.
Quique Ponce, junto al bandoneón que lo llevó por el mundo, hacía cantar “El día en que me quieras”, y luego el grupo Quorum, de Formosa, traía toda la alegría de sus chamamés.
Tuvo entonces su espacio de homenaje la célebre Maruja, compositora y cantora colombiana, en un video que recopilaba sus mejores momentos.
Javier Figueroa nos recordaba los clásicos “Zamba andariega” y “Calle Angosta”, precediendo al momento más esperado: Abel Pintos.
El consagrado joven cantó sus romances durante más de una hora, ante una multitud de voces que coreaban sus estribillos. Entre canciones nuevas y otras ya bien conocidas, el artista se retiraba entre ovaciones con “Reevolución”.
La velada continuaba con Los Payadores, que urdían décimas a pedido del público con notoria habilidad, y más tarde con Arbolito, desplegando la potencia de su rock en el escenario coscoíno.
En una noche donde el talento se hizo presente tanto en figuras consagradas como en nuevas expresiones, el folklore cobraba impulso una vez más.
LO MEJOR DE LA NOCHE
En una difícil elección para una velada tan nutrida de propuestas, nos tomamos el atrevimiento de no elegir un solo artista sino dos, agrupados bajo el galardón de ganadores del Pre-Cosquín. Tanto el conjunto Huankara como el dúo Spinossi – Leveratto, le imprimieron un nivel musical de gran categoría a esta cuarta luna, y nos dejan con el deseo de volver a disfrutar de su talento en futuras ediciones del festival.
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